Este lugar es quizás una de las joyas naturales más impresionantes de A Pobra. Es un capricho y un regalo por parte de la acción de la naturaleza a lo largo de la historia. Las aguas del río han ido modelando las piedras en la falda del monte de la Curota. De este modo, a lo largo de miles de años han formado piscinas naturales, cascadas pequeñas y grandes, rodeadas de una tupida arboleda.
A medida que se sube por el río, queda uno completamente extasiado por la belleza natural. Se entiende así, que en el siglo XV este lugar fuese elegido por unas personas de vida contemplativa para levantar su monasterio y vivir su experiencia religiosa acompañados de la mano del paraje natural. Allí la naturaleza se encuentra reforzada por las ruinas de la historia (antiguo convento de San Juan de la Miserela y el puente medieval) y de la leyenda (la barca de san Mauro).
Un regalo de la naturaleza para contemplar y disfrutar bañándose en las pozas de este río.