Esta ruta plantea el recorrido por tres iglesiarios tradicionales de Galicia que se encuentran en el municipio de Porto do Son: Iglesiario de Santa Mariña de Xuño, Iglesiario de Santa María de Caamaño, Iglesiario de San Pedro de Baroña.
La finalidad de esta ruta consiste en que la persona descubra la identidad del pueblo gallego, su idiosincrasia construida a lo largo de los siglos, y que descubra la magia que se encuentra escondida en los parajes naturales intervenidos por la acción del hombre y la mujer gallegos a lo largo de los siglos. Estas construcciones dentro del paisaje susurran al que los contempla la forma de ser de un pueblo, su modo de ver el mundo, de vivir y convivir. Los iglesiarios son únicos porque agrupan en sí un conjunto de construcciones (Iglesia, atrio con tumbas rodeándola, cementerio, fuente, cruceiro, palomar, rectoral, hórreo, tierra cultivada por el cura…). Esos parajes son muy originales porque interactúa el conjunto de construcciones del Iglesiario con el paisaje que lo rodea, paisaje cercano (árboles, tierra de cultivo y monte) y lejano (el mar como fondo). Esta conjunción paisaje e iglesario ejemplifica el arca de la verdadera alma gallega.
El término Iglesiario no se encuentra bien definido en los diccionarios. Literalmente es el lugar o parcela que pertenece a la Iglesia parroquial y que, por extensión, se atribuye a la gestión y disfrute del párroco. Pero el Iglesiario es muchísimo más que esa definición. El término tiene unas peculiaridades especiales en Galicia, y por ello podemos definirla como la caja de resonancia de la historia de los habitantes del Barbanza, su punto de encuentro, de convivencia, de nacimiento y muerte, de tratos, de entregas, de experiencia de los momentos de la vida de cada persona y de la colectividad parroquial (en Galicia la Parroquia es la denominación administrativa que ha constituido y constituye las comunidades de los pueblos o ayuntamientos, muy por encima del término municipal o cualquier otra división administrativa).
Por lo tanto, el Iglesiario es el corazón de la parroquia como comunidad viva y participativa. Es el terreno en el que se asienta la iglesia y el que rodea a la propia iglesia. Se constituye un espacio como lugar de encuentro a lo largo de los siglos y de las generaciones. En este espacio se nace y se muere, se disfruta de las romerías, de los acontecimientos familiares, se realizan tratos, se trabaja en común. Es el lugar que conserva todas las marcas de los genios artísticos a través del arte religioso y civil: el templo parroquial, los hórreos, los cruceiros, los cementerios, los palomares y las impresionantes casas rectorales y sus típicas fuentes de “aguas santas”. Todo ello en las diversas etapas de un pueblo a través del arte: Románico, gótico, renacimiento y sobre todo la gran explosión del barroco gallego. El Románico, especialmente, es de un gran alto valor por lo antiguo y por lo poco conocido.
Pero no hay que olvidar el entorno paisajístico: el visitante quedará encantado por la magia del encuentro del monumento con el rincón natural en que se encuentran: Montaña en la cercanía y mar de fondo a lo lejos: se encajonan los Iglesiarios en pequeños valles, muchas veces atravesados por un río, rodeados de arboleda, de flores y magnetizado por el sonido de la campana o de las gotas de lluvia, o difuminados la luz y el color por la niebla que baja de los montes e introduce el misterio en el que contempla lo que le rodea.
Contemplar el Iglesiario es descubrir la Galicia profunda, los ecos de la historia y la tradición. Es vibrar con el paisaje, con el espacio y el tiempo, con los sonidos, con el mar y el monte. Y es adentrarse también en una dimensión del tiempo y sus diferentes capas de intrahistoria.
Este es el retrato literario que hace Valle-Inclán de un iglesiario en medio de la noche. Sin duda que Valle-Inclán, habitante privilegiado de Pobra do Caramiñal, se inspiró en los iglesiarios de esta zona, para recrearlos en su obra Flor de Santidad:
Desde lejos se distinguía la espadaña de la iglesia dominando las copas oscuras de los viejos nogales: Destacábase sobre el cielo que argentaba la luna, y percibíase el azul de la noche estrellada, por los dos arcos que sostenían las campanas, aquellas campanas de aldea, piadosas, madrugadoras, sencillas [88] como dos viejas centenarias. El atrio era verde y oloroso, todo cubierto de sepulturas. A espaldas de la iglesia estaba la fuente sombreada por un nogal que acaso contaba la edad de las campanas, y bajo la luz blanca de la luna, la copa oscura del árbol extendíase patriarcal y clemente sobre las aguas verdeantes que parecían murmurar un cuento de brujas. Valle-Inclán, Flor de Santidad, Segunda Estancia, Capítulo V.
Pero además, el Iglesiario es la muestra evolucionada, a través del paso del tiempo, de lo que fueron las antiguas Mámoas prehistóricas levantadas en las cimas de nuestros montes a modo de templos sagrados o catedrales que concentraban en torno a sí a los poblados que formaban comunidad de vida y de muerte a través de sus ritos mágicos. Estos vestigios anteriores a la historia tenían como referente el Occidente (allí donde muere el sol, verdadero astrolabio vital) a través del mar y la montaña como espacio de vida. Cuando estos pueblos primitivos comienzan a bajar de las cimas de las montañas y a establecerse a las orillas de las rías allá por la Baja Edad Media, dan origen a los Iglesiarios, y en estos trasladan las viejas costumbres prehistóricas a los nuevos modelos de la cristiandad europea, conservando al final su esencia y sus principios constitutivos de las comunidades de vida y de muerte.
Porto do Son ofrece en casi todas sus parroquia una muestra viva todavía de estos Iglesiarios de enorme valor. Hemos elegido para esta ruta los tres mencionados en el título porque en su conjunto forman un todo excepcional digno de ser contemplado y experimentado.
Recorrido virtual, Conocimiento y Formación audiovisual.
Pincheiro cuenta con una amplia gama de materiales audiovisuales producidos por nuestro equipo audiovisual y digital. Estos audiovisuales filmados a vista de pájaro se adentran en el conocimiento de esta ruta y el verdadero sentido de estos Iglesiarios como botón de muestra de la psicología del pueblo gallego: Historia de los templos de Xuño, Caamaño y Baroña, entorno de los Iglesiarios, elementos arquitectónicos del paisaje (hórreos, rectorales, cruceiros, fuentes, palomares, campanas, cementerios, ábsides, canzorros o ménsulas…), elementos paisajísticos (mar y montaña), tradición, celebración en grupo. El aula virtual, que está en las dependencias de Pincheiro AT te ofrece un lugar de estudio para que puedas conocer con mayor detalle estos lugares encantados.
Recorrido presencial y experiencia con guía turístico al lado.
El recorrido presencial tiene como objetivo vivir la experiencia del lugar y sumirse personalmente en su encanto a través de tres Iglesiarios y su entorno natural. Se trata de gustar los elementos que ofrecen estos sitios y poder localizar la idiosincrasia de los gallegos a través de las huellas de los lugares encantados de la comarca.
Itinerario. Esta ruta comienza en el Iglesiario de la parroquia de Santa Mariña de Xuño. Su templo de origen románico (s. XII) transformado en los siglos posteriores en planta de cruz latina. Conserva un hermoso presbiterio del siglo XII, rectangular con bóveda de cañón, huella artística del románico. La fachada principal es hermosa por su originalidad en dos alturas, y por su esbelta espadaña con sus campanas. Detrás de la Iglesia al fondo están el palomar y el hórreo del Iglesiario, así como el cruceiro de capillita; y todo ello sumergido en el espacio y áurea del cementerio rodeando la iglesia. La fachada de la iglesia mira al mar, mientras que la cabecera de la Iglesia mira al monte. Las ménsulas alrededor de la iglesia, sin ornamentación destacada. Las dos capillas en la planta de cruz latina con la huella del Barroco en sus retablos.
Seguimos el recorrido por el Iglesiario de Santa María de Caamaño con su fachada mirando al mar y el sonido de la fuente a la derecha de la Iglesia. Todo el templo rodeado de cementerio en donde sólo se escucha la naturaleza con el viento que mueve las hojas, el canto de los pájaros, el susurro del correr del agua. En frente un palomar dentro del Iglesiario y la casa rectoral. En la cabecera una hermosa ventana románica. En el interior la capilla mayor cuatro columnas sostienen la entrada a la parte románica del templo a la que le han colocado un retablo barroso de gran valor artístico.
Por último recorremos el Iglesiario de San Pedro de Baroña con el mar y el monte bordeando su espacio. Las ménsulas sostienen su techumbre, y a los pies de la fachada se encuentra una hermosa y antigua rectoral con su Iglesiario, con gran puerta de entrada , con hórreo y palomar. El cementerio al lado igual que el cruceiro. Desde San Pedro de Baroña se encuentra una vista impresionante al Occidente. En las cubiertas de la Iglesia, entre la capilla mayor y la nave central se encuentra un pequeño rosetón muy hermoso.